Una visita imprescindible es la
Catedral Metropolitana, conocida popularmente como “La Sé” y situada en el
centro histórico de la ciudad, cerca de otros puntos turístios como Patio del Colegio
o el Teatro Municipal.
En el mismo punto donde se
encuentra emplazada, fue construida en 1591 la primera iglesia de São Paulo. Por
aquel entonces, la ciudad tenía treinta y ocho años de edad y la gran metrópolis que hoy conocemos era tan sólo era un pueblecito. Poco fue progresando hasta que en 1745, São Paulo se convirtió en una
diócesis y la iglesia fue elevada a la categoría de catedral. Fue entonces cuando se demolió el antiguo
edificio destinado a la oración para ser sustituído por este otro que aparece en la foto de la derecha (fuente: wikipedia)
Posteriormente, en 1911 se llevó
a cabo una remodelación construyéndose un nuevo edificio que
remplazaba al anterior y que es el que persiste
en la actualidad. La visita al
templo es interesante, de estilo neogótico destaca por ser la iglesia más
grande de la ciudad, con capacidad para 8.000 personas. El
templo acoge a gente de todo tipo porque en São Paulo, a pesar de ser
una ciudad multicultural, predomina la religión católica. De hecho, el 87% de los brasileños se declaran cristianos,
ya sean católicos (la mayoría) o protestantes, y la causa de ello está en la
herencia religiosa que dejaron los primeros portugueses que fundaron la ciudad.
El horario de visita es de lunes a viernes
de 8h a 19h, sábados de 8h a 17h y domingos de 8h a 13h. De cualquier modo, no es
recomendable visitarla una vez que ha anochecido. Como pasa en muchas ciudades,
el casco histórico de São Paulo no es la zona mejor conservada ni protegida de
la ciudad.
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